El galán de la casa |
Desde que salí embarazada de Gabriel fue mi sueño dar pecho, sabía de
algunos de los beneficios de la lactancia materna, pero hoy estoy segura que no
sabía ni el 10% de lo que debía saber.
Sin mucho conocimiento del cómo, inicie la lactancia con una pequeña
charla que me dieron en la clínica unas horas después de que Gabriel naciera…
con la habitación repleta de gente celebrando, yo con el dolor de la cesárea y
sin ver bien, me explicaron como debía ponerlo y que le diera 10 minutos por
cada pecho.
Siguiendo éstas instrucciones y con la mayor ilusión y amor del mundo
empecé a tratar de darle pecho a Gabo, cosa que no dio muy buenos resultados y
ante la insistencia de las enfermeras deje que le dieran formula mientras
estábamos en la clínica.
La experiencia en casa no fue muy diferente, ante la incertidumbre de si
el bebé comía suficiente o no, “complementaba” con algunas onzas de leche de
formula. Por otro lado trataba de
sacarme la leche con el tira leche y no me salía nada, todo el mundo decía que
no me iba a salir leche, me dieron (siempre con la mejor intención) 50 mil
consejos de cosas de tomar para que me bajara leche (cosa que nunca hice pues
no me gustan los remedios caseros). Cuando salía de casa le daba sólo tetero
pues me parecía de muy mal gusto amamantar a un niño en público. En fin cometí
todos los errores que se pueden cometer con la lactancia, realmente mi
experiencia con Gabo solo sirvió para saber en carne propia lo que NO se debía
hacer. La lactancia con Gabriel (o el
intento de lactancia) duró poco más de un mes.
Cuando me enteré que estaba embarazada de Diego dije “esta vez si será
diferente” y bueno en principio lo fue, el primer día que me lo llevaron de una
vez lo pegue al pecho, lo primero que trate de romper fue mi paradigma de dar
pecho mientras había otra gente presente, y sin importar quien estuviera de
visita di pecho, en la noche se llevaron a Diego para que yo descansara y el
resultado fue que mis pechos se estaban explotando, pues él me había estimulado
suficiente durante el día para que mi producción de leche aumentara.
En casa todo siguió muy bien, seguía dando pecho de forma exclusiva (a
pesar del gran dolor y desgaste físico que eso representa), hasta que se me
rompieron los pezones, acudí al medico quien me dijo que le podía dar formula
mientras mejoraba mi situación, paralelo
a esto inició un fenómeno espantoso que no le deseo a nadie: la bendita hora de
la inquietud, hora del llanto, hora del cólico o como le quieran decir (en el
caso de Diego eran HORAS), así Diego a partir de las 5 pm empezaba a llorar sin
consuelo y sin razón aparente, hasta 4 horas al día… cosa que enloquece a
cualquiera. Fui al medico y me recetaron
diferentes medicamentos pues tenía reflujo, me cambiaron la formula, deje de
darle pecho y la cosa no mejoro, regrese al medico, más medicamentos, otra
formula y tampoco funcionó.
Adicionalmente Diego enfermó con Otitis y nos mantuvieron hospitalizados
3 días, en los cuales devolvía todo el tetero que tomaba, así que mi instinto
materno se activo y empecé a dar pecho de nuevo y noté que no lo devolvía.
Varias personas me habían recomendado que asistiera a un centro de apoyo
de lactancia, pero siempre puse de excusa el tiempo… Mi amiga MariaT estaba
pasando por una situación similar a la mía y asistió a uno de estos centros y
su bebé había mejorado considerablemente.
Así que pedí una cita y asistí, y realmente doy gracias a Dios por
haberme llevado hasta ese lugar… era increíble todo lo que no sabía, todos los
errores que había cometido, sólo quería devolver a tiempo y poder darle pecho a
Gabriel, pues pude entender porque Gabo se enfermo tanto en su primer año de
vida, porque tenía ese desapego conmigo… entendí muchas cosas. Pero como el
tiempo no se puede devolver, salí de Leche y Miel (así se llama mi centro de
apoyo a la lactancia) con la convicción de que nada haría que dejara de dar
pecho a Diego de forma exclusiva al menos hasta los 6 meses.
Hoy Diego tiene 8 meses, la experiencia de lactancia materna con Diego
ha sido muy gratificante, no les digo que a veces he dudado, he flaqueado, me
he cansado y le he dado un tetero, pero les puedo decir que al menos el 90% de
las veces le doy pecho, sin miedo, sin pena y con la convicción de que le estoy
dando el mejor regalo.
Han sido muchos los paradigmas que he tenido que romper, las veces que he tenido que escuchar “es que
seguro ya no te sale leche” o “esa tetica ya no lo llena”, las noches que me he
tenido que levantar a dar pecho, las veces que he tenido que dejar a Gabo para
darle pecho a Diego, pero todo sacrificio tiene su recompensa, comparo con mi
experiencia con Gabo y con Diego y han sido tan diferentes, pero de ambas he
aprendido…
En conclusión, les quiero recomendar a las lectoras que estén por
iniciarse en esta hermosa tarea que busquen ayuda profesional pro lactancia, no
importa lo mucho que sepan o crean saber del tema, siempre es bueno tener a ese
alguien externo que por lo menos te diga que lo estas haciendo bien y te de esa
dosis de estimulo que se necesita para seguir adelante.
Nadie me mira con tanto amor como Diego |
Si es incredible que todo el mundo dice que dar pecho es una cosa bueno, mas natural y facilmente. Pero no puedes que ver las madres que dar nada solo tetero! Y pues hay muchos problemas por nosotros...no es facil.
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