martes, 26 de junio de 2012

Lactancia materna: Mi testimonio

El galán de la casa


Desde que salí embarazada de Gabriel fue mi sueño dar pecho, sabía de algunos de los beneficios de la lactancia materna, pero hoy estoy segura que no sabía ni el 10% de lo que debía saber.

Sin mucho conocimiento del cómo, inicie la lactancia con una pequeña charla que me dieron en la clínica unas horas después de que Gabriel naciera… con la habitación repleta de gente celebrando, yo con el dolor de la cesárea y sin ver bien, me explicaron como debía ponerlo y que le diera 10 minutos por cada pecho.

Siguiendo éstas instrucciones y con la mayor ilusión y amor del mundo empecé a tratar de darle pecho a Gabo, cosa que no dio muy buenos resultados y ante la insistencia de las enfermeras deje que le dieran formula mientras estábamos en la clínica.

La experiencia en casa no fue muy diferente, ante la incertidumbre de si el bebé comía suficiente o no, “complementaba” con algunas onzas de leche de formula.  Por otro lado trataba de sacarme la leche con el tira leche y no me salía nada, todo el mundo decía que no me iba a salir leche, me dieron (siempre con la mejor intención) 50 mil consejos de cosas de tomar para que me bajara leche (cosa que nunca hice pues no me gustan los remedios caseros). Cuando salía de casa le daba sólo tetero pues me parecía de muy mal gusto amamantar a un niño en público. En fin cometí todos los errores que se pueden cometer con la lactancia, realmente mi experiencia con Gabo solo sirvió para saber en carne propia lo que NO se debía hacer.  La lactancia con Gabriel (o el intento de lactancia) duró poco más de un mes.

Cuando me enteré que estaba embarazada de Diego dije “esta vez si será diferente” y bueno en principio lo fue, el primer día que me lo llevaron de una vez lo pegue al pecho, lo primero que trate de romper fue mi paradigma de dar pecho mientras había otra gente presente, y sin importar quien estuviera de visita di pecho, en la noche se llevaron a Diego para que yo descansara y el resultado fue que mis pechos se estaban explotando, pues él me había estimulado suficiente durante el día para que mi producción de leche aumentara.

En casa todo siguió muy bien, seguía dando pecho de forma exclusiva (a pesar del gran dolor y desgaste físico que eso representa), hasta que se me rompieron los pezones, acudí al medico quien me dijo que le podía dar formula mientras mejoraba mi situación,  paralelo a esto inició un fenómeno espantoso que no le deseo a nadie: la bendita hora de la inquietud, hora del llanto, hora del cólico o como le quieran decir (en el caso de Diego eran HORAS), así Diego a partir de las 5 pm empezaba a llorar sin consuelo y sin razón aparente, hasta 4 horas al día… cosa que enloquece a cualquiera.  Fui al medico y me recetaron diferentes medicamentos pues tenía reflujo, me cambiaron la formula, deje de darle pecho y la cosa no mejoro, regrese al medico, más medicamentos, otra formula y tampoco funcionó.
Adicionalmente Diego enfermó con Otitis y nos mantuvieron hospitalizados 3 días, en los cuales devolvía todo el tetero que tomaba, así que mi instinto materno se activo y empecé a dar pecho de nuevo y noté que no lo devolvía.

Varias personas me habían recomendado que asistiera a un centro de apoyo de lactancia, pero siempre puse de excusa el tiempo… Mi amiga MariaT estaba pasando por una situación similar a la mía y asistió a uno de estos centros y su bebé había mejorado considerablemente.

Así que pedí una cita y asistí, y realmente doy gracias a Dios por haberme llevado hasta ese lugar… era increíble todo lo que no sabía, todos los errores que había cometido, sólo quería devolver a tiempo y poder darle pecho a Gabriel, pues pude entender porque Gabo se enfermo tanto en su primer año de vida, porque tenía ese desapego conmigo… entendí muchas cosas. Pero como el tiempo no se puede devolver, salí de Leche y Miel (así se llama mi centro de apoyo a la lactancia) con la convicción de que nada haría que dejara de dar pecho a Diego de forma exclusiva al menos hasta los 6 meses.

Hoy Diego tiene 8 meses, la experiencia de lactancia materna con Diego ha sido muy gratificante, no les digo que a veces he dudado, he flaqueado, me he cansado y le he dado un tetero, pero les puedo decir que al menos el 90% de las veces le doy pecho, sin miedo, sin pena y con la convicción de que le estoy dando el mejor regalo.

Han sido muchos los paradigmas que he tenido que romper,  las veces que he tenido que escuchar “es que seguro ya no te sale leche” o “esa tetica ya no lo llena”, las noches que me he tenido que levantar a dar pecho, las veces que he tenido que dejar a Gabo para darle pecho a Diego, pero todo sacrificio tiene su recompensa, comparo con mi experiencia con Gabo y con Diego y han sido tan diferentes, pero de ambas he aprendido…

En conclusión, les quiero recomendar a las lectoras que estén por iniciarse en esta hermosa tarea que busquen ayuda profesional pro lactancia, no importa lo mucho que sepan o crean saber del tema, siempre es bueno tener a ese alguien externo que por lo menos te diga que lo estas haciendo bien y te de esa dosis de estimulo que se necesita para seguir adelante.

Nadie me mira con tanto amor como Diego

martes, 12 de junio de 2012

El nacimiento de Diego


 El embarazo de Diego fue una maravilla, casi ningún malestar, engordé menos, me sentía súper bien, sólo el cansancio de la barriga más el de trajinar con Gabriel.

Todo listo para la llegada de Diego: maleta, logística de Gabriel (que estaría en el cole para no perturbar su rutina), recuerdos, brindis,  regalo de Gabriel, todo estaba listo. Solo me preocupaba que volviera a tener el problema de visión que había presentado en la primera cesárea, le manifesté a mis médicos esta preocupación y tomaran todas las previsiones del caso.

La experiencia de la cesárea fue totalmente diferente, ya sabía lo que iba a pasar y tenia la ansiedad controlada, el anestesiólogo me explicaba cada cosa que iba a hacer y como me iba a sentir, el gordo pudo acompañarme de nuevo, todo fue más relajado… finalmente a las 10:23 AM del 14/10/2011 Diego llegó al mundo mientras escuchábamos en el quirófano “Rabiosa” de Shakira.

Esta vez si pude ver cuando me acercaron a Diego, estaba tan feliz, el milagro se había materializado, lo besé, me lo quería comer… que momento tan hermoso. Diego llegó para completar mi vida, en ese momento sentí que no necesitaba más nada…

La primera vez que vi a mi Diego, que felicidad!!

  • Como mujer fue una gran afirmación poder concebir un bebé sin ayuda de la ciencia.
  • Como madre la oportunidad de darle a Gabriel un compañero de vida, aprendí de mi experiencia con mi hermano, que tenerlos es un regalo para toda la vida, el amor de hermanos es hermoso.
  • Tener una pareja de varones, tan hermosos como mis hijos, es súper rico, se que siempre me van a cuidar y a proteger.


Saludando a la camara
La recuperación fue súper rápida, casi de inmediato me llevaron a la habitación y pude tener a Diego en mis brazos, darle pecho por primera vez (con la convicción de que esta vez si lograría tener una lactancia exitosa), sólo me preocupaba la reacción de Gabriel cuando viera a su hermano, ya habíamos tratado de prepararlo para ese momento, pero no era garantía que lo asimilaría bien.

Tardó horas en llegar, la ansiedad me estaba matando, todos nuestros amigos y familiares estaban allí, y al fin llego Gabo, que por supuesto no tenía la más mínima idea de lo que pasaba, no entendía porque yo estaba en esa cama, que tenia cargado y porque no podía jugar con el.
La Familia Ceballos Sanabria reunida, mi sueño hecho realidad
Igual reacción fue cuando llegamos a la casa con Gabriel, trato de acercarse, pero yo tenía tanto miedo de que le hiciera daño a Diego, que escasamente dejé que se acercara.

Poco a poco se ha hecho la idea de que Diego esta en casa y que ya no toda la atención es para él, ha tenido varias fluctuaciones en su comportamiento y hemos entendido que es normal por todos los cambios que está atravesando, además siempre le exigimos más, queremos que sea “el hermano mayor” pero resulta que él también es un bebé.

Mis chiquitos adaptándose a compartir
El caos que representa tener un bebé nuevo en casa se sumo al caos que ya significaba tener a Gabo… y ahora es el caos total; pero nos hemos ido adaptando maravillosamente a esta experiencia, aceptando y aprendiendo, esas son las dos cl

Comprando, planificando, decorando ando otra vez!!!


Yeeeiiii!!! La noticia del embarazo ya asimilada era perfecta, estar embarazada me encantaba… ya saben me gusta ser el centro del universo, y con el tamaño de mi cintura lo era… jejeje

Preparativos de nuevo para el viaje, pensaba en el millón de cosas que me iba a comprar, hasta que el gordo me dijo que hiciera un inventario de las cosas que había dejado Gabriel y que estaban en buen estado para no comprar tantas cosas nuevas (aprovechando que venía otro varón), yo muy obediente hice mi inventario, contraste con la lista de cosas que necesitaba y decidí lo que iba a comprar.

Tal fue la preparación para las compras que  hasta llevamos menos maletas al viaje y planificamos menos días de compras, ¡Que ilusos! En cuanto llegue a la primera tienda un espíritu se apoderó de mí y volví a comprar “como loca”; cada tanto se acercaba el gordo y me recordaba la lista y yo trataba, en la medida que podía, de justificar que eso estaba ahí en la lista… jejeje.

Pero realmente no fui tan exagerada, sí había aprendido algo de mi experiencia anterior.  Además ir de shopping con Gabriel (que ya caminaba) y con Diego (en la barriga) no me rindió tanto como en otras oportunidades, los horarios eran más ajustados, tenía que parar cada tanto para darle comida a Gabo y para que él se entretuviera con algo, pues se aburre horrores en el centro comercial.

Luego tuve el reto de meter todas las cosas que había comprado en un espacio donde escasamente cabían lo que había, así que tuvimos que desincorporar algunas cosas de la habitación de los bebés y planificar nuevo mobiliario para almacenar mas cosas.

Profundice mi gusto por el “animal print”, por las jirafas y demás animales de la selva, así que todo lo de Diego resulto en esa línea

El proceso fue sin lugar a dudas más concienzudo y con mayor éxito que el primero, ya habíamos aprendido algunas cosas, fue así como logre meter las cosas de los bebés en una sola habitación y con la ventaja de que era otro varón la decoración no varió mucho.

Adaptando la habitación de los chiquitos

Y sucedió el milagro

Unos meses después del nacimiento de Gabriel, asistí a mi consulta planificada con Vicente (mi ginecólogo) en la cual él normalmente habla de planificación familiar, conociendo mi antecedente de infertilidad primaria él decidió que en nuestro caso no deberíamos tomar ninguna previsión al respecto y que cuando quisiéramos tener otro hijo tendríamos que optar por un in Vitro de nuevo.

Pasaban los meses con Gabriel (apenas 7 meses) y yo seguía adaptándome a él y haciendo dieta para tratar de volver a mi ansiado peso. Empecé a notar que hacía un par de meses no me venía la menstruación, lo que atribuí al estrés, descontrol hormonal, incluso a la dieta… y esperaba tener tiempo algún día de ir de nuevo a donde Vicente para que me revisará.

Me preocupaba más aún, que a pesar de comer solo pollo, piña y lechuga, mi barriga no bajaba… estaba pesando lo mismo hace un par de meses, y sentía que moría de hambre… La nutricionista dijo que me había estancado en el peso y que debíamos hacer una “dieta de choque”, es decir, 2 días de frutas y vegetales, “OMG” pensé “¿cómo hago para comer por dos días solo frutas y vegetales?” y tratando de descubrir como lo haría lo pospuse por un par de semanas.

Coincidieron éstos hechos con un viaje a San Cristóbal para asistir al cumple de mi bello sobrino Andrés, en donde por supuesto la dieta quedo en el olvido degustando la gastronomía andina que tanto añoro y los postres de mi mami…. El resultado una barriga aun mas grande, un hambre que no me permitía seguir la dieta y 2 meses sin regla… así que pensé que podría estar embaraza, pero al mismo tiempo pensé que no era posible, pues yo no podía concebir bebés de modo natural. Me hice todas las pruebas de embarazo posibles, de farmacia, laboratorio, sangre, orina… unas negativas y otras positivas.

La prueba de sangre nos sacó de todas las dudas, le dije al gordo cuando fue a buscar el resultado “Llámame cuando tengas el resultado porque me estoy muriendo de hambre y quiero saber si me puedo comer una arepa” jejeje era todo lo que me preocupaba en ese momento. Y así fue, el gordo llamó para decirme “Hazte tu arepa porque estás súper embarazada” ¿Qué? Yo solo escuche AREPA, así que fui a comer sin asimilar la noticia.


Prueba de embarazo de farmacia, resultado: POSITIVO
Prueba de sangre en el laboratorio, resultado: POSITIVO

Pasaron algunos días para que realmente pudiera procesar la idea, una tarde llamé desconsolada al gordo, pues ahora si estaba confundida… primero no estaba preparada para la llegada de otro bebé (Gabriel tenía apenas 9 meses) y segundo YO NO PODÍA TENER BEBÉS ¿Cómo era posible estar embarazada? Mi gordo siempre tan bello me dijo “Dios vio lo bueno que somos como padres y decidió darnos este regalo”.

Y así fue, fue nuestro regalo, nuestro milagro de vida.

Dar la noticia del embarazo fue lo mejor, guardamos el secreto hasta el bautizo de Gabriel (un par de semanas después de enterarnos), mi mamá estaba en casa y veía con preocupación como rompía “la dieta” a cada rato y como estaba cada vez más gorda (tan bella mi mami nunca me dijo nada).

El día del Bautizo de Gabriel, ya con 9 semanas de embarazo, nadie lo sabía aún...
El día del bautizo, con todos nuestros familiares y amigos reunidos para el brindis, el gordo entre lágrimas (para variar) dio la noticia “ESTAMOS EMBARAZADOS”, hubo una conmoción en toda la sala, nadie podía creerlo, fue un momento maravilloso para todos.

Es así como hoy por hoy doy fe de que los milagros existen, yo tengo 2 milagros de carne y hueso: Gabriel y Diego.